Estos últimos tres días viví una experiencia muy, muy
extraña, una que nunca creí vivir pero creo se ha convertido en una experiencia
que me reconectó y conectó con un grupo muy especial.
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A mediados de abril, si mal no recuerdo, en el trabajo tuvimos una reunión en la que en su cierre se habló sobre llevar a cabo una integración fuera de la ciudad y se acordó una salida de tres días a una integración para que todo el equipo de trabajo se conociera. Llegó la semana previa al evento y al llegar a mi lugar en la oficina me encontré con una invitación y unas indicaciones que de momento, confieso, me desanimaron mucho; dejó de llamarse integración, estaba por ir a un retiro… (puntos menos) después leí las palabras casa de ca campaña y sleeping bag (más puntos abajo) y después leí fiesta tribal.
En ese
momento comencé a arrepentirme de mi decisión de participar, pero lo cierto es
que pensé y me dije a mi mismo “dije que iría y pues ni modo, a ver que tal”.
El sábado antes de irme comencé a hacer mi maleta, ropa,
artículos de baño y un sleeping bag que por años estuvo arrumbado entre las
cosas de la casa. El domingo temprano llegué al punto de reunión, donde ya
estaban algunos amigos y colegas, lo primero que vi que me brincó fue que mi
maleta era eso, una maleta de viaje, mientras que la de los demás eran maletas
de camping, bolsas y mochilas, la imagen que se me vino a la de Meredith Blake
(la novia del papá de las protagonistas de la película Juego de gemelas) cuando
se va de campamento con Annie y Hallie.
Se nos dijo llevar ropa cómoda, y al ser en un lugar
apartado y con naturaleza, supusimos que sería un rollo muy dinámico y de actividades
físicas intensas de correr, subir, bajar etc. pero fue todo lo contrario. El
retiro se volvió una experiencia de autodescubrimiento, de apertura y de
conocimiento de todos los que asistimos, donde por medio de diferentes dinámicas
tocamos temas como la creatividad, el miedo, el amor, la confianza… muchos
temas personales que poco a poco nos dieron pie a abrirnos y mostrar lo más
profundo de nuestro ser con personas con quienes colaboramos 5 días a la
semana.
Tuve mi primera noche dormido en una casa de campaña, estuve mi primera fogata, por primera vez platiqué de temas que no había tratado con nadie, por primera vez dije cosas que solo había pensado.
Gracias a esta experiencia conocí más a fondo a quienes
creía conocer de hace años, me siento más cercano de gente nueva, con quienes
he trabajado poco más de seis meses y puedo decir que regresé con más amigos de
los que tenía cuando salí esa mañana de domingo. Trabajo con gente maravillosa,
sensible, inteligente y muy especial; me di cuenta que me he perdido de muchas cosas
por miedo, pero ahora sé que no soy el único con esos miedos, ahora se que mis
problemas son universales y que es posible afrontarlos y vencerlos con
diferentes mecanismos y que cada quién lo hace a su ritmo pero con ayuda de sus
amigos y lo más importante, me cae el veinte de que mis frenos los he puesto yo
mismo sin sentido, y que si tanta gente cree que yo puedo, debo demostrarme a
mi mismo que puedo mejorar y que mis ideas, pensamientos y sentimientos valen mucho
la pena.
Gracias a todos los que hicieron posible estos tres días de agotamiento
mental y emocional, por estos diálogos tan maravillosos, y por ayudarme a que
mi mente cansada y deteriorara tuviera un cambio tan abrupto pero que sé que
hará un cambio en mi.
#WEmuv
<3 Gracias Rodrix
ResponderEliminarWooowww!!!! qué padre que te diste la oportunidad Rodrix :D no sólo de conocer a tus compañeros, sino de conocerte a ti mismo.
ResponderEliminarDisfrútalo y aprovéchalo cada que haya oportunidad Rodrix, porque no hay muchas empresas que se preocupen por su capital humano, el cual es parte esencial del éxito y motivarlos a conocerse y trabajar en equipo habla de que los valoran y reconocen su trabajo y entrega.... FELICIDADES!!!
Saludos
ANA L. LEYVA*