lunes, 4 de julio de 2016

¿Qué quiero hacer de mi vida?

Hace unas semanas tuve la fortuna de acompañar brevemente a un grupo de maravillosas personas que terminaron su carrera profesional. Tuve el agrado de conocerlos y de trabajar con ellos por poco más de dos años, y verlos terminar una etapa de su vida, en la cual pude presenciar, altas, bajas, obstáculos y logros me hizo reflexionar sobre muchas cosas.


La incertidumbre de ¿y ahora qué? ¿qué hay fuera? ¿podré sobrevivir? esto es algo que todo graduado se pregunta alguna vez - si no tal cual, al menos de alguna forma - incluso antes de graduarse, estas interrogantes te invaden de cierta forma y rara vez la respuesta es clara. Yo me gradué hace un par de años - en 2013 - y hasta la fecha, estas dudas las tengo en mi mente.


Desde hace varios años, mientras estudiaba me entró la idea de introducirme en el campo de la docencia. Me resulta muy atractiva la idea de compartir conocimientos de manera bilateral Profesor - Alumno - Profesor y hacerlo de todas las maneras que actualmente se encuentran disponibles y encontrar el modelo más adecuado me resulta fascinante. Al graduarme entré al ambiente pero como administrativo y fue ahí donde más preguntas surgieron.

Paso el tiempo y pude conocer a gente increíble, entre ellos a muchos alumnos que me mostraron que los planes, por más pensados que los tengas, tendrán una vuelta de tuerca interesante que pueden llevarte por tu idea principal, o cambiarla a algo inesperado pero interesante.

Desde aproximadamente el 2008 tuve una idea de lo que quería hacer al graduarme de la carrera que inicié en 2007. Lo que entonces consideré una serie de eventos desafortunados me llevó por un camino muy parecido al que me había planteado años atrás, pero lo cierto es que esos eventos se volvieron el primer paso de un largo viaje de conocimiento y enseñanzas. Obtuve mi primer trabajo en el ámbito educativo, en ese trabajo no tuve que ser entrenado desde ceros gracias a mi experiencia como "becario sin beca", pero el el trayecto aprendí otras cosas de las cuales sigo rescatando muchas enseñanzas, especialmente porque solía ser más testarudo de lo que soy ahora y no me permití entender muchas cosas en su momento.  



Tuve ese momento en el cual no sabía a dónde iba, no sabía si lo que hacía era lo correcto y no tenía ni la menor idea de si lo que hacía me serviría en algo. No soy bueno tomando decisiones, eso es un hecho que cualquiera que me conozca un poco comprobaría, eso hizo esa etapa muy dura y complicada, lloraba casi a diario, me sentía desesperado y tuve varios meses de automatización en mi vida donde las quejas y el fastidio eran constantes, lo cual me costó amistades y muchas oportunidades que dejé ir. 

Hace poco más de medio año cambié de trabajo y lo hice hacia un terreno que tenía olvidado, volví a lo que me llamó la atención en mi carrera, la producción de medios; claro que el cambio fue complicado y tuvo sus altibajos hasta que llegó el momento en el que fui reubicado a nuevas áreas que nunca había considerado para mi ejercicio profesional. Quien me conoce, sabe que carezco de buena autoestima, por lo que no debiera sorprender que cuando me citan para una reunión 1 a 1 evidentemente me pongo nervioso y comienzo a pensar lo peor, por lo que justo antes de que se me comunicara mi cambio de área pensé que sería momento de buscar un nuevo trabajo.


La vida me ha llevado por caminos inesperados y hasta ahora realmente me he puesto realmente a analizar y sacar lo mejor de cada evento. Actualmente puedo decir que estos cambios, altas y bajas me trajeron a un lugar único y con personas igualmente especiales que día a día me aportan energía como tenía mucho tiempo no me ocurría. Nunca creí estar tan apartado de un plan original, no me gustan del todo las sorpresas ni las cosas no planeadas, sin embargo me doy cuenta que son necesarias para no perder la oportunidad de asombrarnos y de ponernos a prueba.



¿Qué tan malo es planificar cada detalle? ¿qué tanto control real podemos tener ante todo lo que ocurre a nuestro rededor? ¿existe un destino que debemos cumplir? ¿podemos realmente elegir un solo camino que seguir? Lo cierto es que no tengo ninguna respuesta a esto, me surgen más preguntas que respuestas pero estoy casi seguro que es una buena forma de empezar, ya que las respuestas que solía tener nunca fueron las más indicadas. Esperemos que todo lo nuevo que está por venir siga siendo tan benéfico como hasta ahora, sin embargo, creo que la mejor pregunta que siempre debemos tener presente es:








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